Blog colaborativo

martes, 26 de noviembre de 2013

EL RETRATO: Algunos ejemplos

  
RETRATO DE MELIBEA
La Celestina (en boca de su enamorado Calisto)

CALISTO.- Comienço por los cabellos. ¿Vees tú las madexas del oro delgado, que hilan en Arabia? Más lindos son e no resplandescen menos. Su longura hasta el postrero assiento de sus pies; después crinados e atados con la delgada cuerda, como ella se los pone, no ha más menester para conuertir los hombres en piedras.
SEMPRONIO.- ¡Mas en asnos!
CALISTO.- ¿Qué dizes?
SEMPRONIO.- Dixe que essos tales no serían cerdas de asno.

CALISTO.- ¡Veed qué torpe e qué comparación!




RETRATO DE UN MÓVIL
Soneto basado en Quevedo

Érase un hombre a un móvil pegado,
érase una movilidad superlativa,
érase una inquietud que no hay quien viva,
érase un sin estar siempre llamado;
era una oreja y un táctil encarados.
érase vuelto o de espaldas, qué más daba
érase una mano presa y otra esclava,
una impresión de andar en otro lado.
Érase la antena de una hormiga,
érase el casco de un piloto,
la mirada perdida y sin amigas;
érase una obsesión guasapa y sorda,
érase trompar y caerse de la moto,
quedarse atrás, delante, nada importa.






RETRATO DE DON QUIJOTE, por Cervantes


En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza.


El Quixote de la Manxa, por Viole García

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